Sinceramente perdí la cuenta de cuántas veces me tocó recitar "Incidente de Cumbia" en la escuela, siempre fue mi poesía favorita y modestia aparte, hacía muy buenas mímicas, por lo que me gané al menos dos concursos sólo con ella. Quizás eso contribuyó para que hasta el Día de la Madre (donde no combinaba por ningún lado) me la pusieran a declamar.
Hace unos días escuché en la radio que anunciaban un concurso de ortografía y me quedé con la boca abierta cuando dijeron que el premio serían como 800 dólares al primer lugar.
¡Jo! me puse a pensar que si hubiera sido en mis tiempos tendría mi buen botín, pues los concursos de ortografía también fueron mi fuerte, pero para mi infortunio, en ese tiempo no se pasaba de los diccionarios, que sin quitarles méritos, comparado con 800 dólares... ehhh, qué les puedo decir...
Definitivamente, ha sido grande la diferencia entre la educación de mi tiempo (y conste que no fue hace mucho) a la actual; y los premios que se otorgan en los concursos dan fe de ello.
En mi casa aún conservo diccionarios de sinónimos y antónimos, de ortografía y una novela llamada Corazón que me regalaron en una de las vueltas que recité mi "Incidente de Cumbia", a eso se le suman las plumas (de marcas desconocidas) los certificados y no sé cuántas cosas más que no recuerdo, pero que nos hacía inmensamente felices. Sin olvidar que los mejores premios como los trofeos, se quedaban en la escuela. ¡O sea, si fui yo quien recitó, no la directora!
Ni modo, ya mi tiempo pasó, por lo que sólo puedo decirle a los estudiantes de ahora que disfruten ese dinero o hasta computadoras que les dan, porque hubo quienes, a pesar que igual que ellos se esforzaron, no pudimos disfrutar de esos lujos.
Pero, si eso les toca a ellos, no me quiero pensar cuáles serán los obsequios dentro de un par de años, porque ya mi mente se imagina un carro y eso sí que me daría envidia, pero de la buena, jejejeje...
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