Para él, en cuanto al sexo, se sabe que los niños exploran más el medio ambiente, porque el mismo entorno donde crecen les garantiza un permiso para explorar cosas más rápido.

Dijo que cuando el varoncito empieza a caminar, le dan pelotas para patear (pelotas de fútbol) lo que le permite al niño ir recorriendo caminos. Por el contrario, señaló que cuando la niña empieza a caminar, le dan muñecas para vestir.

Por ello, explicó el especialista, las niñas aprenden lo que es la destreza motora fina: aprenden a pintar, recortar, rasgar, al igual que todas aquellas actividades mentales o intelectuales. Mencionó que es así, porque la mamá la formó en eso.

En cambio, afirmó, al varón lo forman rápidamente en los juegos de la calle, patear la pelota, montar bicicleta y desde chiquito le compran sus primeros patines, que aunque no los pueda montar, lo inducen a ello.

Arguyó que es así como el niño va de la destreza motora fina a la destreza motora gruesa: saltar y brincar. Según el médico, las cosas intelectuales no le son tan cercanas al niño, y sí a las niñas; por eso, dicen que ellas son más inteligentes.

Aseguró que eso no es cierto, sino que es la educación y cómo los padres conduzcan a los hijos.

Acevedo manifestó que no hay una predominancia en el sexo ni de quién aprende más rápido, cada uno aprenderá dependiendo del camino donde sus padres lo han puesto.

Dijo que si ellos, los padres, son grandes deportistas, desde pequeños, no importa si sea niño o niña, van a aprender mucha destreza motora gruesa: sobrevivir en la selva, patear, subir las rocas, entre otras. Igual, si sus padres son muy intelectuales, no importa el sexo, ese niño será tu eje para caminar.