Las declaraciones giraron en torno al dolor que se siente y aspira en Rusia, tras la masacre que costó la vida de al menos 323 personas en la ciudad de Beslan, debido a que un grupo de terroristas militantes secuestró un colegio hace 4 días, en la localidad de Beslan.

"Es amargo y difícil hablar", con estas palabras comenzó el jefe del Kremlin un discurso que duró más de 10 minutos, transmitido por radio y televisión en todos los rincones de Rusia. Agregó que en Beslan chocó, "no sólo con asesinos, sino con quienes emplean las armas contra niños y disfrutan de ver cómo corre la sangre por las calles sin importar quién se le atraviese".