En 1977 pensaba que era una persona con éxito. Poseía el 50% de un negocio muy exitoso. Tenía un doctorado. Estaba casado y tenía tres hijos.
Y pensaba que había hecho todo esto con mi propia capacidad y sabiduría. Podía lograr hacer cualquier cosa si trabajaba lo suficientemente duro. Mi conocimiento y la fortaleza de mi voluntad propia, mis títulos y mis éxitos en los negocios eran cosas muy importantes para mí, y los puse delante de cualquier otra cosa. Pero mi hijo de 20 años, Alan, trató de compartir conmigo acerca de lo que Jesucristo significaba para él, pero yo estaba convencido que no necesitaba a Jesús.
Fue entonces cuando Alan se enfermó seriamente y fue llevado al hospital. Su corazón había cesado de latir. Me paré fuera de la sala de emergencia, luchando con el dolor y el sentimiento de ser incapaz de hacer algo. Me di cuenta que no podía hacer nada. Ni siquiera sabía cómo rezar.
Alan sobrevivió a un arresto cardíaco, pero se quedó en el hospital por un largo tiempo, sufriendo de una infección seria en la cabeza. Me dijo muy dulcemente:
- " Sé que es el Plan de Dios. Si el propósito de Dios es que mi sufrimiento te lleve a conocerlo, entonces todo lo que estoy experimentando vale la pena".
¡Estaba asombrado! Junto a su cama, cada día le leía su Biblia y empecé a aprender acerca de Jesús. La fe de Alan en Jesús, me hizo entender que Él es real. Sabía que Dios quería que tuviera una vida con más significado. ¡Alan estaba muy contento!
Tres semanas después Alan dejó su vida aquí para estar con el Señor. Pero antes de eso, hizo un buen trabajo para Él.
|