Él contó que inició con una carpa y con pocos productos, después hizo dos veces un kiosco de madera, pero se lo tumbaron por no tener el permiso.

Su insistencia y su perseverancia lograron que por fin obtuviera un local en la servidumbre de La Gran Estación.

TRABAJO EN EQUIPO
Por más de seis años, ha mantenido su puesto de verduras con la ayuda incondicional de su esposa, Tomasa de Rivera, quien es la que compra los productos en el Mercado de Abasto. Ella se dedica a escoger los mejores productos y ofertas, para luego traerlos al local.

BENEFICIOS
Con el pequeño local, José y Tomasa han logrado educar a sus ocho hijos, de los cuales unos estudian en la universidad; además, ayudan a sus nietos que están en primaria y en secundaria.

Él tiene su vivienda en San Isidro, en la que disfruta del cariño de su familia.

VENTA
José dijo que la venta no está muy buena, pero que siempre logra sacar algo de ganancia para pagar los impuestos y llevar el sustento diario de la casa.

MENSAJE
"En momentos difíciles, siempre me encomiendo a Dios para que me dé paciencia y fortaleza, para cumplir las metas que me trazo todos los días".

José exhortó a todas aquellas personas que no tienen un empleo a que luchen por conseguir su puesto de verduras y frutas, para que no tengan que dedicarse a malas prácticas.

META
Deseo poner otro puesto de legumbres en Los Andes, pero me falta el permiso. Insistiré para conseguirlo.