En medio de su desgracia esperan respuesta. El pasado sábado, los esposos José Martínez, de 79 años, y Profeta Díaz, de 80, estaban en su humilde vivienda en el sector de Transporte y Talleres, Curundú, cuando su casa se cayó, y quedó el piso de madera a cinco pulgadas del agua empozada que atraviesa por debajo de sus viviendas. La mayoría de las barracas en Curundú están construidas sobre pilastras para evitar el contacto con aguas sucias. Actualmente, a raíz de que las personas están dejando las barracas por el proyecto de vivienda que se realiza en el lugar, esta casa quedó débil al tumbar las que estaban contiguas.
Ellos tienen 40 años de vivir en la comunidad y a pesar de que los vecinos expusieron a las autoridades locales las condiciones en que están, aún no han recibido respuesta.
Pero en esta casa de madera también viven dos niños, uno de siete y otro de 12 años, que son los nietos de esta pareja.
Los vecinos del lugar manifestaron que cuando las autoridades de Vivienda llegaron a vender el proyecto Curundú, expresaron que los primeros que trasladarían a los albergues serían a los adultos mayores. ¿Por qué esta pareja no ha sido reubicada?, se preguntan.
Ahora el temor de Profeta es que caiga un fuerte aguacero y el agua suba hasta mojarles lo poco que tienen.
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