En las heladas regiones de la América del Norte, un indio hacía un caminito por entre la nieve y, además, hacía otra cosa con unas ramas de abeto.
"¿Qué estás haciendo?", le preguntó un amigo que pasaba por ese lugar.
-Una trampa para conejos-respondió el indio.
"Pero, ¿dónde está la trampa?"
-¡Ah! -respondió el indio sonriente. La trampa no la pondré, sino hasta dentro de dos semanas.
Primero, arreglo el caminito de modo que los conejos se acostumbren a él. Por ejemplo, hoy por la noche vendrán y tendrán temor de pasar por el caminito; pero mañana se acercarán más, y poco tiempo después, uno de ellos lo cruzará, luego caminará por él.
Posteriormente, se familiarizarán con el camino y lo usarán, frecuentemente, sin ningún temor. Entonces, pondré la trampa en medio, entre las ramas, después comeré conejo todos los días.
"Ya veo, contestó el amigo, estás usando la misma táctica que Satanás usa con los cristianos: Primero, los atrae a algo que da la impresión de que no es malo ni bueno, y cuando adquieren confianza él los atrapa y destruye".
Es la verdad. Mucha gente está siendo engañada muy, sutilmente, y no se entera. El enemigo de nuestras almas es muy astuto y sabe poco a poco abrir camino. ¿Cuál es el último camino que él ha hecho para ti y hoy mismo te das cuenta de que estás cayendo más y más bajo?
|