A partir de mañana serán despedidos formalmente, por parte de la Policía Nacional, las dos unidades: el cabo segundo Carlos Max y el agente Carlos González, por estar involucrados en la fuga de dos reos.
Ambos policías se hicieron confesos del delito, puesto que mencionaron que recibirían dinero por ayudar al narco hondureño Adán Reiniery Velásquez Deras y al panameño José Piritea para que se escaparan. Al parecer, todo estaba planeado; los dos reos salieron, supuestamente, a recibir atención médica, pero lo extraño era que fueron dirigidos a una clínica privada, ubicada en el Parador del corregimiento de Pedregal. Según el director de la entidad, Rolando Mirones, "es totalmente anormal y anti-profesional que exista contacto directo entre policías y detenidos".
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