El papa Juan Pablo II denunció el desequilibrio entre los ricos y los pobres de todo el mundo, y elogió los esfuerzos para eliminar el hambre como una reciente iniciativa de la ONU que busca incrementar los fondos para el desarrollo.
El pontífice, de 84 años, tuvo que descansar cada vez que hablaba en el discurso pronunciado ante cientos de peregrinos y turistas.
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