Lo cierto es que la peor parte de esta situación la sufren los niños que, según las familias, están padeciendo de un brote de vómitos y diarreas, además de que es escasa su alimentación por la falta de empleos.

Algunos confesaron que por la falta de trabajo hay veces que se acuestan sin haber probado bocado en todo el día.

^Para colmo, si llueve o hace sol siempre es una calamidad, porque la lluvia les moja todas las pertenencias y el sol no les permite estar dentro de sus improvisadas viviendas.

TEMOR
Por las precarias condiciones, estas familias sienten temor de contraer una epidemia, puesto que muchos realizan sus necesidades fisiológicas en el monte, ya que no cuentan con los servicios de agua potable en las casas.

Por su parte, Rafael Camarena, director regional en el Ministerio de Vivienda, dio a conocer que las tierras invadidas pertenecen al Banco Hipotecario; sin embargo, la entidad analiza el problema.

Las investigaciones que se realizan son de forma minuciosa, puesto que, según Camarena, la mayoría de los ocupantes han realizado varias invasiones de tierra, aprovechándose de las circunstancias para luego vender los lotes.

Afirmó que se han realizado evaluaciones sociales y se estudia las posibilidades de buscar soluciones, pero no se permitirá el juego vivo a los que quieren apoderarse de tierras ajenas.