Película, pero de terror. Ese es el drama que vive Paula Castillo, una panameña a quien la pobreza golpea. Paula vive junto a su hijo Arquimedes, quien sufre de parálisis cerebral, en un cuarto en El Poderoso, Cerro Batea.
El casero desde hace días le comunicó que tenía que desalojarle el cuarto y desde ese momento no deja de martirizar a la pobre mujer, llegando al punto de cortarles la luz y cobrarle como si ella la estuviera usando. Lo peor de toda esta historia es el desprecio del hijo mayor de Paula. "Mi hijo mayor no me ayuda, a él le da pena tener un hermano enfermo, yo sólo le dije que a pesar de todo yo siempre seré su madre".
Oriunda de Llano Grande de Cañazas, emigró a la capital en busca de una mejor vida; vida que nunca encontró, pero a pesar de todo, hace lo imposible por sacar a su hijo adelante.
Esta pobre mujer sólo pide un poco de ayuda para poder comprar los pampers, comida y un lugar donde vivir donde no tenga que soportar los insultos del dueño del cuarto, quien le echa en cara su precaria situación a cada momento. Sólo pide tranquilidad para ella y su hijo.
MENSUALIDAD
Por 48.00 B/. de atraso en la renta la quieren echar a la calle. A veces Paula recibe ayuda del comedor Manantial de Vida.
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