Cuando se habla de folclor poco se asocia con la remota provincia del Darién. Es cierto que, ahí, poco se encuentran tembleques; polleras de lujo o montunas. Mas, esto no quiere decir que las identidades de los lugareños no sean manifestaciones folclóricas representativas de Panamá.
DIAaDIA les invita a conocer lo que esconde el denso manto verde que cubre la selvática región.
CINCO CULTURAS
En estas tierras se encuentran diversas manifestaciones culturales: La Emberá, Emberá Wounaan, los negros y los colonos interioranos. No se puede dejar por fuera la notable presencia de los colombianos que han ido llegando a tierras panameñas y se han constituido en una cultura más, explicó Cecilia Agudo, educadora en la provincia del Darién. Ella recoge varias muestras folclóricas enriquecedoras. Veamos:
EMBERA
Anteriormente llamados chocoes. Hoy, conocidos como los Emberá y Emberá Wounaan.
La diferencia está en las lenguas que hablan, pues cada cual tiene su dialecto.
Están establecidos en la región de Cémaco y Sambú. Se caracterizan por su humildad y el recelo por mantener su cultura.
Su identidad la hacen mostrar por medio de su apariencia. Las mujeres lucen una falda muy vistosa llamada paruma, y pintan su piel con una tinta que sacan de una fruta llamada Tagua.
También practican la cura con hierbas extraídas de sus verdes bosques.
Por lo general, se atavían para ciertas ceremonias que pueden ser desde la llegada de una visita importante hasta un ritual propio de ellos.
Tienen manos muy laboriosas con las que hacen vistosas artesanías, con material que obtienen de sus selvas.
Su alimentación El elemento principal en los platillos de los emberá es el plátano, ya que comen lo que cultivan. Como buenos panameños, el arroz también se hace notar, y la presa favorita es el pescado.
El indígena vive del río. Ellos, sin una fuente de agua natural cercana no pueden existir. Entre las actividades favoritas está la pesca.
LOS NEGROS
Son la gente bullera de la provincia. Ellos son alegres por naturaleza, prueba de esto son sus bailes, animados por el sonido del tambor.
La danza que les otorga reconocimiento es el famoso bullarengue, practicada por los actuales descendientes de los cimarrones que habitaron estas regiones (Panamá y Colombia).
Se trata de un ritmo bien marcado, autócnomo, ejecutado por tambores, sin ninguna derivación hacia la melodía. Las bailarinas salen al patio en fila, palmoteando con las manos en alto, a paso corto, similar al de la cumbia, en posición erguida.
El vestuario está compuesto por una pollera de tela de flores; en la cabeza, las mujeres llevan flores. Los hombres usan pantalón remangado y camisa de tela.
INTERIORANOS
Los colonos interioranos se trasladaron a las tierras darienitas en busca de un mejor sustento para sus familias. Vieron ahí, el terreno ideal para trabajar la tierra y practicar la ganadería.
Con ellos trajeron sus tradiciones folclóricas que se han entrelazado con lo autóctono de la región.
UN VERDADERO CRISOL
Bajo estos cielos, donde todavía se ve volar el Águila Arpía, se refugian estos cinco pueblos que han sabido convivir en paz y armonía, dijo la profesora Cecilia. Los procedentes de la hermana patria, Colombia, han aportado con su gastronomía y tradiciones; sin embargo, no se han negado a apreciar y a aprender sobre el pueblo que les da asilo.
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