Las lágrimas no fueron de tristeza, sino de felicidad. (Foto: Miguel Cavalli / EPASA)
Redacción
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El país tembló, pero de alegría. Y es que ayer, todos los panameños se unieron en una gran familia para celebrar el logro de la santeña, que dejó de ser nuestra para entrar en el corazón de los latinoamericanos.