La alegría que les arrebata la pobreza, les fue devuelta a Jema, de 16 años; María Fernanda, de 15; Gabriela, de 13; Moisés, 8; Ian, de 6, y José Elías, de 3 años, quienes no pararon de reír.

La aventura inolvidable que vivieron se inició cuando Carlos, un humilde guardia de seguridad, invadió su casa con víveres y muestras de solidaridad, fue en ese momento que Elías, el pequeñín, empezó a saltar y reír hasta más no poder.

La familia entera dio muchas bendiciones, Elizabeth, la madre de los pequeños, un poco nerviosa, dijo que no esperaba la tan acertada visita y que continuarían pidiéndole a Dios que les siga cumpliendo sus sueños.

OTRA SORPRESA
Mientras tanto, Leonardo Victoria, un panameño radicado en Guatemala, de visita en nuestro país, esperaba paciente para aparecer en el segundo acto: los llevó al McDonald’s y luego al supermercado.

Atónitos y deslumbrados, quedaron al llegar al restaurante. Era su primera vez en un lugar similar, era de imaginar.

Como prometieron a doña Elizabeth que le llevarían algo, los más pequeños guardaban las papitas y las sodas para llevar a la casa.

Fue cuando los convencieron de que debían disfrutar el paseo, aunque por regla general, para ellos, si no come uno, no come ninguno.

No querían irse, pero el hecho de halar un carrito en el supermercado los motivó. Por un momento, Moisés se entristeció al ver que llevaban a casa la abundancia que siempre falta.

RECUERDOS
Ahora tenían algo nuevo que contar entre sus amiguitos. Pero las necesidades quedan latentes.