Las calles de Portobelo ya empiezan a adquirir el tono púrpura de los hábitos de los devotos del Cristo Negro.
Aunque su fiesta es el 21 de octubre, más de dos mil rostros de diversos colores se dieron cita en la vetusta iglesia de San Felipe durante este fin de semana, para postrarse ante el santo al que todo el pueblo llama "El Naza", a fin de colocarle una vela, pedirle un milagro o simplemente rezarle una oración.
Los buhoneros locales también se dieron cita para ofrecerle a los nacionales y extranjeros imágenes pequeñas, escapularios, cintos y novelas. Gracias a este hecho, la golpeada economía de este sector colonense, por unos días vive un respiro.
El turismo también se ve bendecido, porque se visitan las ruinas de lo que en una ocasión fue el escenario de la feria más importante de tierra firme.
Mientras tanto, las campanas suenan radiantes porque se acerca el día en el que el santo es bailado en los hombros de sus seguidores.
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