Agarren su taburete y siéntense que les tengo "una" que les va a causar mucha gracia. Desde Punta Burica hasta Cabo Tiburón todos conocen los exitosos y talentosos que son los hermanos Artemio "Bebito" y Antonio "Toñito" Vargas, tanto es así que el que se le ponga al lado en una cantadera debe estar bien planta'o porque lo que viene para abajo es cuero parejo.
Bueno, les cuento que estos distinguidos señores de chiquitos eran de lo más traviesos, y les gustaba andar del timbo al tambo en su natal, La Miel de Las Tablas, en la provincia de Los Santos, haciendo... travesuras.
Bebito nos contó que de niño disfrutaba andar por la quebrada, y no precisamente porque le encantara el agua. Como desde que estaba muy "zambito" le encantaban las mujeres, no perdía la oportunidad de mirarlas cuando se bañaban en traje de Eva. ¡Jo, muchacho recabuchón!
¡Ah! Si esto les pareció muy de 'onde uno, lo de Toñito los dejará impactados. El cantador mostró su lado juguetón, al decirnos que los dos eran mal portados como cualquier niño interiorano, tanto es así que se metían a los patios ajenos a comer lo que se podía, pero sin perjudicar a nadie. ¡Qué bicheras aquellas!
Y ahí no terminan las bellaquerías y es que él practicaba un deporte no reconocido, pero que se da en algunos sectores de nuestra campiña, como lo es el rabo al hombro. "Nosotros hacíamos travesuras como todos los niños, comiendo caña en los cañales ajenos, comiendo naranja en los naranjales ajenos y comiéndose una 'yegua' de vez en cuando.", contestó Toñito tan clarito y sincero como el agua de la tinaja. ¡No vamos a explicar nada! ¡Je, je, je!
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