"Del mismo modo que no tenemos derecho a consumir riquezas sin producirla, tampoco tenemos derecho a consumir felicidad sin producirla."Robert Shaw
Hace un par de semanas, mientras viajaba en un destartalado y siempre apurado diablo rojo (bus de ruta urbana de la ciudad de Panamá), observé el siguiente incidente. Un individuo pide su respectiva parada y al bajarse, en vez de pagar su pasaje, se despidió del chofer con un: "Ofi chif". El chofer, en el más alto, diablesco y colorado tono de voz, le increpó y exigió el pago del pasaje. Entre los gritos pude entender que el chofer conocía hace muchos años al dueño del bus, pero que eso no implicaba que podía entregarle un centavo menos en la cuenta diaria. Sí. En Panamá los diablos rojos pagan cuentas diarias y, de repente, eso es lo que los mantiene endiablados. La discusión terminó cuando otro pasajero se ofreció a pagar el pasaje del polizón.
Dicen que vivimos en un estado de respeto a las libertades individuales, pero resulta que la libertad sólo es posible si se es responsable de ella.
Regresando al incidente, en un sistema de libertades y responsabilidades, ¿quién tenía la razón?: ¿El polizón y su ofi chif? ¿El chofer y sus gritos? ¿El pasajero que finalmente pagó el pasaje? ¿El resto de los pasajeros que preferimos observar?
¿No es condición esencial para la convivencia en nuestra sociedad pagar los servicios recibidos? ¿Qué debe hacer aquel que no tiene pasaje? ¿Caminar o decir ofi chif? ¿Y cómo ahorrarse los elevados y diablescos gritos? ¿Son necesarios? ¿Y el pasajero que optó por pagar el pasaje? ¿No está alcahueteando la irresponsabilidad? ¿Desviando fondos mejor usados en sus niños? ¿Ejerciendo su derecho a la solidaridad? ¿Y el resto de los pasajeros? ¿Y nosotros? ¡Qué lío!
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