Cuando el sol y la luna se encontraron por primera vez, se apasionaron perdidamente y a partir de ahí comenzaron a vivir un gran amor. Sucede que el mundo aún no existía y el día que Dios decidió crearlo, decidió que el sol iluminaría el día y que la luna iluminaría la noche, siendo así estarían obligados a vivir separados.
Dios, viendo esto, les llamó y les explicó: No deben estar tristes. Tú, Luna, iluminarás las noches, encantarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de hermosas poesías. En cuanto a ti, Sol, iluminarás la tierra durante el día, proporcionarás calor al ser humano y tu simple presencia traerá felicidad.
Aún así, la preocupación del sol era tan grande que resolvió hacer un pedido especial a Dios: "Señor, ayuda a la LUNA, por favor. Es más frágil que yo, no soportará la soledad". Y Dios... en su inmensa bondad... creó entonces las estrellas para hacer compañía a la LUNA.
Dicen que la orden de Dios era que la LUNA debería de ser siempre llena y luminosa, pero no lo consiguió.... porque es mujer, y una mujer tiene fases. Cuando es feliz, consigue ser llena, pero cuando es infeliz es menguante y cuando es menguante ni siquiera es posible apreciar su brillo.
Sucede que Dios decidió que ningún amor en este mundo fuese del todo imposible, ni siquiera el de la LUNA y el del SOL... Fue entonces que Él creó el eclipse.
Es importante recordar que el brillo de su éxtasis es tan grande que se aconseja no mirar al cielo en ese momento, tus ojos pueden cegarse al ver tanto amor.
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