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Inmersos en el sufrimiento
Erasmo Robles.

Milagros Murillo | DIAaDIA

Duro golpe. Por más palabras de ánimo que recibían, los familiares de las víctimas del accidente ocurrido la tarde del lunes en el área de Los Cerros, en Atalaya, provincia de Veraguas, no tenían consuelo.

Y no era para menos, pues nadie está preparado para que una tragedia así toque su puerta.

Ayer, poco a poco, en pequeños grupos, iban llegando los dolientes a la morgue del Hospital Luis "Chicho" Fábrega para retirar los cadáveres. Hombres y mujeres rompían en llanto, para ellos era difícil creer lo que estaba sucediendo.

Casi con total hermetismo, las familias manejaban su dolor. No había ánimos para hablar, sólo había cabida para la tristeza, la desesperanza, para el dolor.

UNA LLAMADA QUE NUNCA LLEGO
Erasmo Robles despidió a su hija Cielo Ivette Robles, y a su único nieto, Lian Yandiel Roble, de diez meses, quienes pasaron unos días en su casa ubicada en Chepo. Ella iba primero a casa de una tía en Mariato para luego volver a casa de su mamá en El Tigre de San Lorenzo.

SIN OBTENER RESPUESTA
"Hablé con ella como a las 11:45 a.m. cuando iba por San Carlos, me dijo que luego me llamaba, pero me quedé esperando, nunca llamó", dijo el señor, quien desde muy temprano viajó a Veraguas para unirse con el resto de la familia.

Allí, también estaba la madre de Cielo, del mismo nombre, quien brevemente explicó que al notar que su hija no llegaba a la casa de la tía, empezó a llamarla al celular sin obtener respuesta. "Seguí insistiendo hasta que me contestó la fiscal, quien me dijo que ella venía en el bus", expresó.





   
 
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