Dice el dicho que "el que persevera alcanza".
El 3 de noviembre, mientras acompañaba a mi hija que desfilaba con la banda del Centro Bilingüe Vista Alegre, observaba a cada estudiante. Me preguntaba cuántos de ellos lograrán convertirse en profesionales y disfrutar de una vida útil, edificante, feliz.
Ojo, jamás pensé en cuántos tendrán dinero. No, eso no es lo más importante, aunque nadie puede negar que ayuda. Pensé en el profesionalismo, en una familia unida, en un hogar donde reine la paz y el amor y cuyos miembros se tiendan la mano unos a otros.
De paso, recordé cuando mis hermanos y yo estábamos en la secundaria. Había un amigo muy querido que no iba bien en la escuela. De hecho, repitió más de una vez. Su lema era: "yo soy bruto, pero perseverante". Nosotros nos reíamos.
Llegó el día en que todos nos graduamos. Él aún no lo lograba. Pero también le llegó su día. Y todos celebramos. Su lema seguía siendo el mismo. "Yo me voy a graduar de la universidad", decía, al tiempo que reiteraba: "porque yo soy bruto, pero perseverante".
Y cumplió su palabra. Se graduó de profesor de Educación Física. Es todo un profesional que construyó su hogar y vive contento por lo que es y por lo que tiene. Valora cada pequeña cosa que Dios le da, porque sabe que la obtuvo a punta de esfuerzo. Él se puso una meta y la alcanzó. Nunca perdió la fe en él mismo. Ese es el secreto de su éxito.
Ese es el mensaje que hoy les quiero dejar a todos los estudiantes que en estos días honran a la patria. Es importante que sepan que para honrarla no sólo hay que participar en los desfiles, también hay que estudiar y esforzarse para llegar a ser profesionales. Háganlo con fe en sí mismos. Si lo hacen, estarán preparados para construir una mejor nación, porque cada uno podrá aportar su grano de arena que la hará más grande y más próspera. ¡Así se hace patria!
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