Sin embargo, tenemos que cuestionar que una vez más y como siempre suele ocurrir en Panamá, las decisiones se toman después de que se registran los hechos.

Afortunadamente en esta ocasión, la situación no pasó a más y sólo hubo uno que otro golpeado. Pero no es la primera vez que este tipo de incidentes negativos y que empañan la imagen del fútbol y del deporte en Panamá, se presentan sin que las autoridades tomen los correctivos pertinentes.

Cómo es posible que en un sector donde hace pocos meses se registró una riña en la que también se escucharon detonaciones, en la que incluso se introdujeron personas ajenas al hecho, en la que la infraestructura no cuenta con la seguridad apropiada y que como todos sabemos es una zona "caliente", se haya permitido comenzar un partido sin la presencia de los uniformados.

Aquí la reflexión va también para los deportistas, para que aprendan a ser profesionales y, a saber que, aunque no se les pague mucho, a la cancha se va a jugar y no a pelear.

Ojalá que en esta ocasión las autoridades tomen las cosas en serio y esta sana medida que dicen implementarán a partir de la fecha, no se queden en simples promesas. Ya es hora de que actúen y pongan fin a la ola de violencia que sacude al país y amenaza con poner en riesgo eso tan hermoso como es el desarrollo del deporte.