En las dos últimas décadas, ha cobrado un gran interés para las ciencias sociales y de la salud, el concepto de resiliencia al estudiar los fenómenos de resistencia y adaptación a la adversidad en personas sometidas a circunstancias extremas como son: guerras, catástrofes naturales, persecuciones, torturas, etc.
Se trata de un concepto tomado de la metalurgia que designa la capacidad de los metales para resistir los golpes y recuperar su estructura interna.
Aplicado a la medicina, hace referencia a la capacidad que tienen los huesos para crecer correctamente después de haberse producido una fractura.
En el aspecto psicológico, la resiliencia es la aptitud para preservar la integridad en momentos difíciles y madurar tras la adversidad, utilizando todos los recursos personales y ambientales de los que puedan disponer.
En suma, es la capacidad de defenderse, de sucumbir a la destrucción.
Pero no te equivoques: no es negar la realidad ni huir del dolor, sino aprender de este y afrontar la adversidad con la intención de no instalarse ni perpetuar el sufrimiento.
Así, nos ayudaremos a nosotros mismos y a los que nos rodean a seguir la aventura de vivir.
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