Son símbolos de la tradición, no sólo de Ocú, sino también de los panameños. Esos son los Montunos ocueños, con sus colores tradicionales rojo, amarillo y azul, y sus diseños geométricos, se han convertido en otra joya de la creatividad artesanal panameña. Según el investigador y periodista ocueño Olmedo Carrasquilla, este vestuario que tiene raíz hispánica con motivos indígenas, era utilizado para las fiestas de Santa Rosa y San Sebastián, patrón de los ocueños. Casi por norma, el vestido debe ser confeccionado en tela de manta sucia o tela de hilo. Sus labores en punto de cruz van en el cuello, las hombreras, el borde de la camisa y su frente, también en los puños; trabajadas en los colores obligatorios que representan los colores de la bandera colombiana, por lo que simboliza la época en la que fuimos parte de la gran Colombia. Hasta 1903, cuando nos separamos y según asegura el historiador, eran los colores de los hilos que llegaban al suelo istmeño. El montuno lo componen dos piezas: la camisa o cotona y el pantalón. La camisa es de cuello abierto ancho, botones hechos de semilla de calabazo, mangas amplias y embuchadas rematadas en puños ajustados y cerrados con botones. Mientras que el pantalón debe ser corto, al que también se le conoce como chingo. Pero el montuno ocueño requiere de otrad indumentarias para ser completo: la chácara o cebadera confeccionada por nuestros indígenas guaymíes, el garrotillo o tajona, el sable de totuma, la peinilla que puede ser de cara de zorra, de águila o de perro y la cutarra criolla. Todo ello en conjunto completan el llamativo montuno ocueño.