El mundo está viviendo unos momentos de mucha tensión y miedo por las cosas tan horribles que están sucediendo en diferentes lugares; guerras, terremotos, huracanes, actos terroristas, tantas cosas que tienen a la población al borde del pánico y la confusión. Estas cosas no están en nuestras manos el poder resolverlas y tenemos que estar en espera de lo que pasará. Mientras tanto, las personas se llenan de preocupación y de ansiedad, lo que las llevan a perder la ecuanimidad y la paz de sus vidas.
El mundo no da paz, porque carece de ella, lucha por la paz, negocia la paz, pero no llega a una paz permanente, porque es mucha la vanidad y el egoísmo en el que vive.
¿Cómo hallaremos la paz?¿Es posible vivir con paz? -Sí, es posible siempre que nuestra confianza esté puesta en Jesús, Él vino a traernos paz; no la paz del apaciguamiento, ni del compromiso, ni de la conformidad. Es una paz espiritual que Jesús da a aquel que cree y confía en Él.
Si podemos confiar en Cristo, ¿por qué permitir que los afanes de la vida nos impidan la paz? Si nos ponemos a meditar en cuántos son los momentos en que nos sentimos contentos, felices, alegres y optimistas con deseos de luchar y de vivir, podemos ver que no son muchos, que son más los momentos tristes y desalentados que los felices y alegres y eso no es bueno.
Tenemos que reflexionar y darnos cuenta de que nosotros mismos somos los responsables por sentirnos así y por dejar que los afanes del mundo dominen nuestra vida, y así, nunca podremos alcanzar la paz que Cristo nos brinda.
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