Esta abnegada señora vive en Ciudad Bolívar con su esposo, en el mismo lugar donde criaron a sus hijos con mucho esfuerzo.

A los 18 años de edad fue madre por primera vez. "Recuerdo que cuando me enteré que estaba embarazada, me sentí muy emocionada y esperaba con ansias la llegada de mi hijo, que llamé Mónico", dijo la madre.

Reconoce que no es fácil criar a 18 niños, pero por suerte, su esposo y ella eran agricultores, sembraban verduras y siempre procuraban tener la comida para sus hijos.

"Todos mis hijos estudiaron en la escuela primaria Melchor Lasso de La Vega, y hoy día son buenas personas que trabajan y me siguen dando alegrías a través de mis nietos, bisnietos y tataranietos.

Al llegar a la casa de Senobia, estaba vestida con una hermosa basquiña y entre sus manos tenía las fotografías de sus nietos, que conserva como oro en polvo. En el patio del frente de su casa, vimos unas matas de maíz, por lo que comprendimos que la costumbre de sembrar aún permanece en esa casa.

Ella narró que era muy gracioso cuando tenía que salir con sus hijos, porque iban todos en fila tomados de la mano y los más pequeñitos iban atrás. "La verdad es que, analizando la situación, los más chiquitos debían ir junto a mí", adujo Senobia.

Explicó que cuando iba a visitar a su papá, subían a El Peñón, y recuerda que su hijo Rubén Darío, con cinco años en ese entonces, era un niño que se molestaba con todo tipo de situación, y decía, cuando estaba molesto, que no lo miraran a la cara, y a ella le causaba mucha risa.

Ella les dice a las madres que si ella pudo criar 18 hijos, las actuales también pueden, que los amen y los protejan. Además, que siempre velen por su bienestar.