La preparación religiosa de los pequeños duró dos años, según sus catequistas, con el fin de tener una niñez sana en servicio de Dios y la Iglesia Católica.

El acto de primera comunión estuvo a cargo del sacerdote Edgar Rivera y del padre José Héctor González, quienes destacaron el papel de la Virgen María como madre.

La ceremonia fue muy emotiva, porque era la primera vez en que los niños recibían el cuerpo y sangre de Cristo. Además, porque sus padrinos y madrinas estuvieron presentes en esa celebración tan especial, tal y como lo fue el día en que fueron bautizados.

Los padrinos entregaron una vela a sus ahijados que simboliza una luz de esperanza en su caminar, como los buenos valores para ser hombres y mujeres de bien en la sociedad.

Luego, los niños reiteraron su compromiso como nuevos católicos y se comprometieron a seguir los deberes que fueron inculcados por sus catequistas.