Los jugadores de ambos equipos abandonaron el terreno de juego en medio del desconcierto del público, y por el sonido local se solicitó a los espectadores que desalojaran. La hinchada dio un ejemplo de tranquilidad y civismo, saltando incluso al terreno de juego para facilitar el desalojo del estadio, lo cual se produjo en diez minutos. Se encontró una mochila en la sección norte del estadio, según diferentes medios de comunicación españoles. Cabe señalar que no es la primera vez que el estadio Santiago Bernabéu es objeto de una acción terrorista. El 1 de mayo del 2002, antes del partido Real Madrid-Barcelona en las semifinales de la Liga de Campeones, explotó un automóvil cargado de explosivos colocado por el grupo separatista vasco ETA frente al estadio.