Alegre, trabajando y con una lucidez cual joven de 20 años. Así encontramos al señor Oriel Cruz, de 73 años, en uno de los estrechos tramos del barrio de Calidonia, celebrando su día: el de los canillitas.
Mientras que con una sonrisa recibía las felicitaciones de foráneos, atendía a una cliente, y a DIAaDIA contaba su historia.
Sus inicios en esa faena se remontan al final de la década de los años 50, cuando apenas cumplía 23 años; la factibilidad del negocio lo atrajo.
Recordó que en esos años vender diarios era, por una parte, más fácil, pues no tenía tantos colegas, sin embargo, afirmó que los lectores no tenían tanta variación como en la actualidad. "Había más venta, en esos tiempos uno se ganaba diariamente entre 25 y 40 dólares", relató.
Su primer puesto estuvo localizado en el callejón que daba a la terminal de buses de Ancón, en Calidonia. En ese lugar laboró hasta hace poco, cuando fue demolido, y ahora se ubica cerca de la piquera de buses de Chilibre.
"Don Chino", como lo llaman por sus raíces, tiene su clientela; todos en Calidonia lo conocen, incluso, muchos desconocen en dónde se reubicó, por lo que espera que a través de esta nota se enteren. "Eso se debe al buen trato que les doy", manifestó.
DE SOL A SOL
El señor Cruz inicia su labor desde muy temprano. Cuando el reloj marca las 6:00 a.m. ya está vendiendo, y es a las 7:00 p.m. cuando se retira.
Reconoció que con el transcurso del tiempo la delincuencia acecha más su negocio, tanto que ha sido víctima de robo en dos ocasiones, pero aún así, ama y confía en lo que hace como si fuera su primer día.
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