En el año 2000, se tituló como Fisioterapeuta y desde entonces labora en el Departamento de Rehabilitación del IPHE, donde asegura que le ha ido muy bien, pues uno de sus mayores logros es ver a sus niños felices y valiéndose por sí mismos.

Comenta Rebeca que para ella una de las mayores satisfacciones de la vida es colaborar con esta institución, más aún con los niños que por su condición deben realizarles terapias para desarrollar actividades psicomotoras.

También le agrada orientar a las madres sobre la gran importancia que es ayudar al niño a valerse por sí mismo, sin que tengan lástima o pena por el infante.

Amor, cariño y mucha admiración, explicó, siente por los niños, pues gracias a su difícil trabajo ha comprendido que sacar adelante a un pequeño no es cosa fácil, pero lo hace gustosa, ya que considera que son unas "esponjitas que lo absorben todo y como tales hay que inculcarles vibras positivas y que les ayuden en su formación".

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