¡Tremendo rumbón el que formaron! La enorme familia de más de 500 funcionarios y colaboradores del IPHE, tuvo también su fiestón, donde nadie paró de reír y de bailar. Las terapias de los niños y el trabajo rutinario se dejó olvidado por unas cuantas horas, para reconocer en un bonito acto, el esfuerzo de quienes durante los 365 días del año han entregado lo mejor de sí, en pro de los más desvalidos. Quienes más gozaron fueron aquellos funcionarios discapacitados, pues increíblemente se llevaron los mejores premios.
Los dotes de expertos bailarines quedaban demostrados en la pista, cuando al sonar cualquier música típica, no quedaba nadie sentado, porque deseaban disfrutar el poco tiempo que su ajetreado trabajo les permitía para celebrar.
|