María González, de El Tibujo de Antón, aún recuerda la feliz Navidad que tuvo junto a sus hijos y amigos, gracias a Doña Lucila.
Cuando ellos estaban en una caseta de buses en espera de que Dios les enviara un ángel con regalos y alimentos, llegó el hijo de esta señora y los llevó a su casa para recibir una cena navideña con regalos.
"Era un ángel que nos envió Dios. Esa fue nuestra Navidad más feliz. Desde entonces, creo que ella es el ángel de los pobres", dijo.
Para muchos panameños, la Navidad y el Año Nuevo son una época para festejar y recogerse en familia; sin embargo, para Doña Lucila, oriunda de Antón, estas fechas tienen un significado más amplio. Ella se reúne en familia, y con los pocos recursos que tienen, hacen una fiesta a más de 30 niños pobres con sus padres en diferentes comunidades, desde hace más de 15 años.
La llaman el ángel de los pobres, pues aunque no es rica ni pudiente, logra junto a sus familias y algunos padrinos organizar una fiestecita de Navidad a niños de escasos recursos económicos, que viven en comunidades pobres como Juan Hombrón y San Juan de Dios de Antón. Para ella, éste es el verdadero significado de la Navidad y del mes de diciembre: “época de compartir”.
UNA PROMESA
Hace 16 años, su nieta Cristel estaba al borde de la muerte y alguien le dijo que ofreciera una manda al Divino Niño que todo lo concede. Ella, muy devota, ofreció que desde ese año hasta que Dios se lo permitiera, daría a niños pobres una fiesta de Navidad en su casa y alimentos a estas familias humildes.
La nieta de Doña Lucila hoy tiene 16 años, se encuentra bien de salud y, desde entonces, ella brinda la cena navideña a los pequeños.
Además, cada niño se lleva un regalo y un juguetito que abren inmediatamente emocionados, ya que antes nunca habían recibido un regalo y, para ellos, es una bendición.
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