Hay quienes lo acompañan con arroz con pollo o con guandú, ensalada, jamón, pavo o lechón. Sin embargo, algunos los hacen de gallina, otros de puerco y hasta con ambos ingredientes, para que sean vendidos como pan recién salido del horno.

En La Chorrera, Leonarda Ureña de Pérez, mejor conocida como "Leona", es una de estas expertas en hacer tamales y que para esta época del año tiene pedidos a montón.

Muchos cruzan la frontera hacia el Norte y España, pues en el extranjero también son muy gustados por su rico sabor.

Leona lleva más de 40 años haciendo tamales, y antes de que su esposo falleciera, él era el que salía a venderlos; mientras ella se quedaba en la casa cuidando a los hijos.

Leona manifestó que para las fiestas de Navidad y Año Nuevo, la actividad es más pesada que en otros días, debido a que aumenta la demanda.

Aseveró que la única dificultad por la que atraviesa es el alto costo de los materiales, para preparar este delicioso plato.

Ella recuerda que hace mucho tiempo, vendía cientos de tamales para negocios a 0.08 centésimos por unidad, a fin de que la gente los revendiera en 0.10, "y se le ganaba más que ahora".

Considera que el gran secreto del tamal es el punto de la masa y evitar los llamados "ojitos" de maíz, que son una especie de cascarilla, que causan una sensación muy desagradable al momento de saborearlo.

La faena de doña Leona empieza en la noche y termina en horas de la madrugada, como ocurrió en estos días que hizo 1, 800 tamales para una escuela.

Sus precios varían de 0.25 a B/. 1.00, que los clientes pagan con todo gusto, porque aseguran que valen la pena.

La señora Leona indicó que a pesar del cansancio producto de estar trabajando toda la noche, la gratificación es grande, debido a que obtiene buenos ingresos en este negocio.

Aseveró que todavía no existe el cliente que se queje de sus tamales, pues están bien condimentados y deliciosos.