Hoy quiero escribirles sobre una situación que se dio la última semana del año pasado donde se involucraba a la señora esposa de un periodista-presentador de la televisión local. No voy a mencionar nombres en esta columna, no por miedo, sino porque quiero que este escrito le llegue a cada una de las personas involucradas y, que sé, me leen.

Este tema, aún ayer, seguía siendo parte de la comidilla de lo que muchos denominan la farándula criolla. No me voy a centrar ni en los protagonistas ni en el tema, ni en el dime y direte que hay detrás de esta historia 'macabra' con supuesta bruja incluida porque, reitero, si usted no quiere que en un medio se hable de su vida privada, nunca permita una entrevista a un medio sobre su vida privada. Si lo hace una vez, ya abrió la puerta. Así de simple. Nadie lo obliga.

Lo lamentable de este hecho, además del patético papel que el periodista coprotagonista de esta traginovela está jugando, siendo figura pública y, sobre todo, perteneciente indirectamente a un equipo de noticias -porque es cara de una "revista informativa"- y se supone que los talentos de noticias deben ser los de mayor seriedad, credibilidad y buena imagen pública de una empresa mediática, fue la solidaridad de ciertos medios y periodistas para que esta información no fuera publicada.

Sí, se dieron llamadas de periodistas de televisión y prensa escrita -inclusive que yo he felicitado en este espacio por su trabajo- para que la información no fuera publicada porque involucraba a un "colega". ¿Sabe qué es lo peor? Que varios medios cedieron. Que varios colegas que se dedican a hablar y escribir de otros en este caso hicieron 'mutis' porque era un colega. Entiéndase fueron "solidarios".

Esto es bien grave y explico el porqué. Olvídese si es la vida privada o no de una persona porque de eso ya conocen mi opinión. Aquí lo triste es que la información sea silenciada si involucra a un periodista y si no es una persona del gremio, ¡destruyámoslo!, ¡publiquémosle su vida porque "esa" sí es noticia! Entiéndase en otras palabras, claridad para los nuestros y oscuridad para los de la calle. Si eres colega no menciono nada, si eres el hijo de Juan de los Palotes, te saco en portada, destruyo tu honra, tu nombre tu imagen porque lamentablemente en este país y en ciertos medios se rigen bajo la ley de que toda persona es culpable hasta que se le demuestre su inocencia y mientras no seas colega mío te ventilo tu vida y destruyo tu nombre. ¡Qué vergüenza!

Dejo varias preguntas para su reflexión. ¿Qué credibilidad tiene el coprotagonista de esta traginovela cuando amenazó con demandar si se publicaba esa nota? ¿Con qué cara los colegas que llamaron a medios pidiendo "silencio solidario" pueden ahora salir en pantalla hablando de acceso a la información? ¿Dónde quedó el respeto a la profesión, al balance y, sobre todo, el ser justos con todos a la hora de informar? ¡¿Dónde?!

Ojalá que las personas que llamaron a los medios para ser "solidarios" con su colega repasen 'algo' del significado real de ser periodistas. Que agarren un libro, lean y relean la definición de periodismo y ética porque para cerrar el año quedaron muy mal.

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