La fuerte brisa del verano ondea una galería de molas colgada en un muro y amenaza con llevársela. Al otro lado, Artemio García, cuida atentamente, que ésta no se lleve el resto de sus artesanías.
Como él, un puñado de artesanos, al igual que este indígena kuna procedente de Cartí, luchan por permanecer en el Casco Antiguo.
La pasión por las artesanías, la heredó de su familia, quién desde antaño se ha dedicado a esta actividad. Tienen más de 7 años de estar en el lugar, vendiendo molas, collares, pulseras, cuadros, hasta artesanías de los Emberá Wuonaan. Artemio contó que para diversificar su mercancía hace trueques con estos indígenas, tagua por molas.
Con sus manos hace trabajos de resina, espejos y vasos decorativos. El 90% son hechos a mano, el resto con aplicaciones u otras técnicas.
"Como todo está costoso, hay que venir todos los días, aunque no haya buena venta y a ver qué se hace".
Los tiempos de verano, son los mejores, desde que los Cruceros empiezan a venir en octubre hasta cuando termina la temporada en mayo. Para él, los latinoamericanos son buenos clientes, los europeos son más difíciles. Su madre y sus hermanas se encargan de hacer las molas en casa y él administra el negocio.
APROVECHARAN
Sabe que éste es un buen momento para vender lo que no pudieron, el resto de los meses.
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