Pernett y Morales escribe así: Hoy no llovió.

Llegó el Presidente con sus ministros y la inefable, hermosa, inmarcesible y omnipresente Primera Dama, hoy más atractiva que nunca.

Llegaron también las donaciones. SINAPROC mencionó 12,000 afectados (aunque dijo algo así como 280 casas dañadas, lo que habla muy bien de los constructores bocatoreños... y del hacinamiento.... doce mil personas en 280 casas). Es decir, el Sistema de Protección Civil fue más exacto que cuando llegaron, sabiendo más que nadie y arreglado "todo" desde el avión en que venían. Ya tomaron contacto con la realidad.

El Centro de Operaciones de Emergencia (COE) por fin invitó a la alcaldesa a unirse a la causa. Hasta ese momento la habían desplazado, dicen que por no pertenecer al partido de gobierno, pero la llegada de la ministra Balbina Herrera como que puso las cosas en su sitio. Si el agua no discriminó, ¿por qué las personas sí?

En la población de El Silencio, la empresa que construye la planta potabilizadora se ofreció a habilitar un vado para que los autos pudiesen pasar a esta comunidad, y la población estuvo de acuerdo, se trajeron las alcantarillas.... ¡Pero el MOP paró la iniciativa "hasta que el ministro diera la orden"! Entonces llegó el presidente Torrijos y, al evaluar el desastre, tuvieron que entender que era demasiado grande, demasiado extenso y demasiado profundo para manejarlo políticamente. El costo iba a ser mayor. Así que, obviamente, decidieron incorporar a la gente en su propia reconstrucción. Con el estoicismo propio de esta región, la población volvió a sus hogares en los lugares de riesgo, a recoger los restos de la tragedia, mirar al cielo y reiniciar su vida, prepararse para volver a ganarse la vida como siempre, para sus hijos, no para la televisión, y dejar a los políticos que se peleen entre ellos.