DIAaDIA
"Fue un trabajo de media hora, logré mi objetivo, estoy feliz y orgulloso". En estos términos se expresó ayer Heriberto Chávez, jefe de los rescatistas panameños que viajaron a Haití para ayudar a los damnificados del terremoto del martes, tras sacar de entre los escombros a una mujer de 70 años y su hijo, de 18. Ambos permanecieron sin comida ni agua, durante cuatro días, atrapados en su propia casa.
Chávez explicó a DIAaDIA, que la vivienda de la mujer estaba ubicada en el cuarto piso de un edificio que se desplomó, pero ella y su hijo quedaron entre las paredes de las viviendas adyacentes, que se desplazaron tras el sismo. Al lugar llegaron saqueadores haitianos, que escucharon los gritos de ambos y la misión panameña, acompañada de un grupo de dominicanos, fue alertada. Inmediatamente, usaron mazos, patas de cabra y varillas para sacarlos. El propio Chávez los rescató.
Increíblemente, la mujer y su hijo sólo estaban deshidratados.
Pero no todas las historias tienen un final feliz en Haití. Este medio estuvo ayer en la escuela Lycee Pierre Daniel Fignole, que se derrumbó por completo con sus estudiantes y maestros dentro. Hay al menos 300 cadáveres allí, muchos sobresalen de entre los escombros.
Frente a la escuela estaba Cefote Noven, de 73 años, bañado en lágrimas, mientras abría una fosa para enterrar a dos cuñados. En su amarga tarea lo acompañaba Pericles Goutier, de 68 años.
Cefote no sólo lloraba sus muertos, sino también por su casa, sus recuerdos, pues todo desapareció en un santiamén. No sabe qué hará de aquí en adelante. A su alrededor, personas heridas estaban entablilladas con pedazos de cartón y "masking tape".
En ese lugar, rescatistas franceses también trataban de dar con el paradero de cuatro compatriotas, porque según testigos, los vieron ingresar, pero no salir. Por eso utilizaron una máquina que capta sonidos para ubicar personas con vida en la escuela, pero no había.
Esto fue lo primero que vio la misión panameña que viajó a Haití para ayudar a las víctimas del terremoto del pasado martes. A los periodistas les impiden alejarse para realizar su trabajo, debido al peligro que representa la delincuencia, que se ha salido de control, pese a la presencia de miles de marines de Estados Unidos, que tratan de poner orden. Incluso, a las 5: 00 p.m. hay un toque de queda.
La delegación de Panamá había llegado a Haití a las 6: 00 a.m. de ayer, específicamente al Parque Industrial, donde se armó un campamento, pues allí se reúnen los rescatistas de distintos países. Una vez en el país del desastre, se inició un recorrido por las calles.
FALTAN DOS
El cónsul de Panamá en Haití, Eufemio Taylor, informó que tenía 13 panameños registrados en el país, de éstos, nueve ya cruzaron la frontera hacia República Dominicana, dos están en proceso, otros dos siguen desaparecidos y dos llegaron a Panamá ayer. Ellos son Juan José Salayandía y Tamara Allen. Estaban allá por cuestiones de comercio o de visita.
PANICO POR REPLICA
En medio del recorrido, tanto nacionales como extranjeros sintieron el terror cuando al mediodía hubo una réplica del sismo, todos corrieron despavoridos para alejarse de la escuela y evitar que lo que queda de ella les cayera encima.
No queda nada
Todo es destrucción: casas, escuelas, hospitales e iglesias quedaron en el suelo, incluso la casa de Gobierno. Fuera del palacio presidencial hay un enorme patio donde se han agrupado cientos de personas que parecen hormiguitas.
La gente, cuando ve los carros de extranjeros, les pide agua y comida, ya ni lloran a sus muertos, parecen histéricos, caminan de un lado a otro.
LA COMIDA
La República Dominicana los ha apoyado con 28 cocinas móviles en todo el país. En el parque industrial hay siete. Se conoció que estas cocinas son utilizadas en el país para apoyar a los pobres, por eso, ahora están en Haití, donde en cada una se cocinan 12 sacos de arroz diarios, repartiendo entre 4 mil a 5 mil porciones, tanto para los damnificados como para los rescatistas y voluntarios.
En total, son 35 mil porciones diarias. El menú de ayer era arroz, poroto y macarrones.
Los panameños también estuvieron en el Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture, que a pesar de que no hay luz, agua, Internet y las paredes están rajadas, sigue funcionando, aunque está custodiado por miembros de la Marina de Estados Unidos. Allí, quien tiene pasaporte, visa y dinero, puede viajar.
En el área donde está el edificio de la ONU, los comercios y los bancos impera la inseguridad, producto de los saqueos y balaceras.
A quien le tocó una dosis de violencia fue a un dominicano llamado Vitico, a quien le habían disparado en un costado al intentar robarle su auto tipo Jeep. Un amigo que lo acompañaba sólo alcanzó a decir que éste es dueño de una gasolinera y que fue a brindar apoyo, pero allá lo atacaron. El hombre fue trasladado en helicóptero a República Dominicana.
DATOS
Según Heriberto Chávez, la cantidad de muertos las cifran entre 80 mil y 90 mil.
Tanto periodistas como rescatistas están bien, aunque no hay agua para las necesidades básicas, como bañarse.
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