Escribe una mujer de 60 años que era totalmente feliz hasta que mi esposo se jubiló.

Pensé que seríamos la pareja perfecta, y que una vez que él estuviera en casa, nuestras vidas iban a ser mejores, pero me equivoqué.

No sé si es la edad o qué, mi esposo piensa que soy su empleada, yo toda la vida lo he atendido; sin embargo, ahora apenas me levanto, tengo que hacerle todo, lo único que no le hago es bañarlo y darle de comer en la boca. Estoy tan casada que a las 8 p.m. me estoy cayendo del sueño.

He conversado con él del asunto y le he dicho que estoy cansada y que cambie porque si sigue así, tomaré la decisión de irme a la casa de mi hija. Moza, eso me tiene preocupada porque no quiero ir a la casa de mi pequeña porque ella está recién casada y no quiero que su esposo me vea como una entrometida.

Moza, no sé qué hacer, quiero que él encuentre otro trabajo, o se vaya de la casa.

Estoy dispuesta hacer cualquier cosa para vivir en paz como antes. Hasta he pensado en cuidar niños para ver si salgo todo el día de la casa y así no estar, para no verlo. Trabajando me pagarán y me cansaré con gusto.
Le escribe Josefina.

QUERIDA JOSEFINA
Tu relación está pasando por una crisis que deben resolver ambos. Es necesario que se sienten como un matrimonio de años y lleguen a un acuerdo, no es justo que por falta de comunicación su relación se marchite.

Primero que todo, olvídate de ese cuento de ir a vivir a casa de tu hija, ellos son recién casados y no quieren a terceras personas en su casa. Lo que tú necesitas es tiempo para ti, y eso se puede lograr con un horario. Sí, puedes confeccionarlo y dárselo a tu esposo para que sepa lo mucho que tú haces. Ese horario lo debes cumplir y también él lo debe respetar. Eso sí, tienen que ser responsables en ese asunto. Por lo demás, no te amargues con eso y piensa en el amor que ambos se tienen.