Están allí para mediar situaciones extremas. Si alguna vez ha estado en las caravanas, concentraciones y las convenciones de los partidos políticos, habrá notado la presencia de personas con chalecos azules con letras amarillas que dicen delegado electoral. Pero alguna vez se ha preguntado ¿quiénes son estos personajes?
Para despejar estas dudas a nuestros lectores, en las oficinas del Tribunal Electoral nos hicieron una radiografía de la importancia que juegan estas personas en el desarrollo de una contienda electoral.
Ellos son los que sirven de apoyo y consulta para los partidos. Además, son los ojos y oídos de los magistrados electorales y están llamados a mediar en conflictos que se den entre simpatizantes de los distintos colectivos.
Aunque parezca fácil, no es así, porque quien esté dispuesto a hacer este trabajo debe servir, estar lejos de su casa y de sus familiares y poner dinero de su bolsillo.
A pesar de la responsabilidad que conlleva, a los delegados electorales no se les paga un solo centavo, pues todo lo que hacen es ad honórem, o sea, que no reciben ninguna recompensa económica.
El Tribunal Electoral sólo les da un apoyo logístico, les facilita una oficina para hacer sus coordinaciones, reuniones y los ayuda con equipos de comunicación.
Para ser un delegado electoral, la persona sólo debe cumplir con unos pequeños requisitos como: no pertenecer a ningún partido político, ser un miembro de la sociedad civil y ser mayor de 18 años.
Actualmente, el Tribunal Electoral cuenta con 500 delegados electorales y desarrolla una campaña de reclutamiento, pues necesitan aumentar esa cifra para poder atender la demanda de los servicios políticos.
Las personas que les interese ser delegado pueden llamar al teléfono 800-11-11, en donde les tomarán todos los requisitos, dónde localizarlos para llenar una solicitud formal, que será sometida a evaluación por la oficina de coordinación con los delegados y los magistrados, que aprueban su inclusión.
La mayoría de las personas que deciden hacer este trabajo son empresarios que tienen una solvencia de recursos económicos, por lo que se hace bastante difícil el reclutamiento del personal. Teniendo en cuenta lo anterior, el que quiere ser delegado, sabe que es una labor desinteresada.
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