La estrategia consiste en llamar al teléfono residencial fingiendo alteración y diciendo que recibieron llamadas de ese número; de esa forma, quien contesta trata de explicar que no hizo llamadas. Ese es el momento en que el delincuente obtiene información que le sea útil. Por ejemplo, a qué hora no hay nadie en casa, o quién se queda solo. Así empiezan a armar la estrategia para robar en las viviendas.

Aunque la Policía Nacional no maneja cifras de víctimas de esta forma de delinquir, sí hacen énfasis en que es importante que la comunidad sea precavida y no dé datos por teléfonos a personas extrañas.

Piden que estén pendientes al momento de dejar las casas solas, pues alguien puede estar espiando.