Lo que pasa es que una compañera me sugirió hablar sobre la magia del embarazo la semana pasada, pero una conversación de última hora terminó postergando lo planeado para el día de hoy.

Pero a pesar de que no soy madre, puedo escribir sobre lo que me ha tocado ver y sobre los cambios tan radicales que hay en la vida de ciertas mujeres cuando quedan encintas. Me tocó vivir esa etapa con una de mis comadres, con la que tuve la dicha de compartir cada mes de su gestación. Al momento en el que le notificaron de su embarazo, pareció que le hubiesen acabado de avisar la muerte de un ser querido, hasta yo lloré, todo fue tan confuso y rápido, parece mentira toda las emociones que afloran al ver esas ocho letras plasmadas en un papel: ¡Positivo!, que marcan el destino de la futura madre y del padre (si es responsable).

Este tipo de casos se ven más en jóvenes o en mujeres que no esperaban una noticia de tal magnitud y que de momento no saben qué hacer, ¿qué le diré a mis padres?, no estoy preparada para esto, y en casos extremos ¿lo regalo, me lo saco?

Pero a medida que pasan los días y los meses, es curioso ver cómo ese miedo se convierte en esperanza, ésta en entusiasmo, y así un sentimiento lleva a otro y sin darse cuenta ya llegan las patadas, ja, ja, ja. Es tan hermoso ver cómo la mujer que antes no sabía qué hacer, ahora se muestra segura y toca su vientre con las esperanza de sentir los piececitos, con el objetivo de tener un contacto más cercano, ya que todavía no es momento para que la criatura salga.

El cambio es impresionante, de repente todas las energías y las fuerzas son canalizadas en el futuro bebé, que se convierte en el apoyo más grande de la madre, que poco a poco sin darse cuenta va desarrolando un instinto protector desde que se encuentra en su barriga.

Hasta a una le dan ganas de tener un zambito. Pero, ¡OJO!, todo a su debido tiempo, y si por una u otra razón, se queda embarazada, no queda otra que aceptarlo y tenerlo. No soy nadie para juzgar a las que abortan, pues el único que tiene el poder es Dios, solo el que pasa por eso sabe que si no se está preparado quizás halla esa salida, que no es la correcta. Así que si alguno de mis lectores lo han hecho, sepan que se privaron de pasar por una experiencia hermosa que solo quien haya tomado la decisión correcta, podrá experimentar: la magia del embarazo.

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