AUSENCIA
"Para no ver la realidad, el avestruz hunde la cabeza en el televisor".
MILTON FERNANDEZ
El silencio, el frío y la oscuridad son sensaciones "inventadas" por nuestro sistema nervioso central, para percibir las ausencias. Sin embargo, la comprensión intelectual y la respectiva carga emocional que despiertan tales conceptos, lo más probable es que sean posibles gracias al conocimiento y a la experiencia con el sonido, el calor y la luz.
Quizás, eso explica el porqué hay tanta alabanza para la luz y tanta tristeza alrededor de la oscuridad. Este detalle es más que poético. El alto número de suicidios en las ciudades cercanas al Círculo Polar Ártico, tiene como uno de sus responsables el bajo nivel de luz solar, al cual están expuestos los habitantes de dichas regiones.
Y después de todo y hablando de poemas: ¿Es posible el silencio en el arte? ¿El frío en la cultura? Siendo el arte una manifestación, nunca puede ser silencio, salvo cuando se pretende decir algo al callar. Por ejemplo, técnicamente, en la música, los silencios resaltan los acordes del resto de la sinfonía; igual efecto pueden tener las sombras en el entorno de las figuras centrales de un óleo. Y en la literatura, ¿qué sería el silencio? ¿Lo que deja de decirse? De ser así, la lectura sólo sería comprensible si hay escritos suficientes referentes que guíen "la lectura entre líneas". O sea, que el silencio en el arte no es más que una pausa reflexiva. Probablemente, esa es la razón por la cual es necesario el silencio en la vida diaria. Una pausa para apreciarla.
Pero lo que sí es realmente preocupante es el frío en la cultura. Principalmente, en una de sus esferas más esenciales: la política. ¿Es posible la solidaridad sin ella? Y sin solidaridad, ¿es posible la civilización? De continuar el actual y evidente enfriamiento de la política, esa ascendente apatía del ciudadano de a pie en los asuntos de la comunidad, ¿será posible que lleguen a silenciarse las sinfónicas?
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