Algunas mentiras suelen catalogarse como un asunto insignificante, por tratarse de "simples" engaños, pero si no se le pone un alto a tiempo, puede crear otro tipo de comportamientos errados en el menor.
Es allí, donde entra la figura vigilante de los padres, que deben estar pendientes de su hijo, que al notar las mentiras y las conductas extrañas, inmediatamente hablan con él, y si es necesario buscan a un psicólogo que lo haga entender que lo que está haciendo no es correcto y de las consecuencias a futuro que podría provocar.
Si bien es cierto, la faena diaria, el trabajo, llegar a casa, terminar el trabajo, cocinar etc., pueden impedir que la familia se una. Pero se debe sacar un tiempo para conversar con los hijos y compartir anécdotas.
Si quiere conocer más sobre el tema o buscar asesoría, puede contactar a expertos mediante las direcciones: [email protected],
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