Los habitantes señalan que todas sus funciones se ven afectadas, entre ellas el asearse y el poder hacer las labores domésticas como fregar, lavar y trapear. Para poder hacerlo, usan agua recolectada a través de cubos.

Otro problema que los aqueja es que el río que le da el nombre al lugar está todo contaminado desde hace más de una década, producto de los desechos físicos que salen de las tuberías que desembocan en la torrente.

Indican que los malos olores se toman toda la zona, sobre todo al mediodía, cuando el calor y la luz del sol arremeten con más fuerza.

Por las noches, los mosquitos se convierten en una plaga casi bíblica, que no los deja vivir, ni dormir.

Lo peor, recalcan, es que los niños aprovechan cualquier descuido de los padres para jugar en la afluente y hasta se bañan en ella.

Piden la ayuda de las autoridades, porque hasta hace un mes el líquido potable abundaba y hoy, cuando abren las plumas, sólo se escucha un "gorgojeo".

Los moradores están a punto de tirarse a la calle, ya que no les han dado ninguna respuesta a su problemática.