Distinto a la gozadera y diversión, característica de las fiestas del carnaval, el joven Luis R. Benítez prefirió trabajar durante los cuatro días del carnaval, dentro de un pequeño negocio de venta de pistolas de agua.
Esta actividad la viene desarrollando durante los últimos tres años de forma consecutiva en el distrito de Dolega, provincia de Chiriquí.
Según Benítez, dejó de carnavalear para dedicarse a la venta de las pistolas de agua, lo que le resultó muy provechoso, porque sólo pagaba lo requerido por el alquiler del puesto, más otros impuestos y le quedaba ganancia.
El comerciante aseguró que los carnavales para él significan una forma de buscar trabajo y obtener otros ingresos, dejando atrás la fiesta por la dedicación a su negocio.
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