Después de cuatro días de excesos en el Carnaval, el pueblo abarrota las iglesias el Miércoles de Ceniza en busca de un perdón, que creen se lo dará la imposición de las cenizas. Este no es un rito mágico, que con sólo colocarlo se esfuman los pecados, va más allá, es un signo de arrepentimiento, de penitencia y de conversión.
Según el párroco Oriel Concepción, la Cuaresma debe ser un tiempo de reflexión de lo que está pasando en nuestras vidas, de analizar nuestro comportamiento e intentar cambiar las cosas que nos están dañando moralmente. "Es tiempo de oración, penitencia y ayuno", manifestó el sacerdote que asegura que lo más importante es la conversión del corazón. Por eso las palabras que se utilizan para la imposición de las cenizas son: "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás" y "Conviértete y cree en el Evangelio".
El Miércoles de Ceniza es sólo el inicio de los cuarenta días de preparación para la Pascua, para acompañar a Jesús desde el desierto hasta el día de su triunfo, que es el Domingo de Resurrección.
Pudimos conocer que la imposición de la ceniza empezó a ser obligatoria para la comunidad cristiana a partir del siglo X, al igual que en estas épocas también se practicaba el ayuno riguroso, que se realizaba el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
En la actualidad el ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia en no comer carne.
Pero para el párroco, la verdadera abstinencia debe ser de algo que realmente nos guste. Por ejemplo, el comer pescado tiene un significado en la Biblia: esperanza; por ello, no se debe hacer como una imposición, sino por un motivo o sentimiento.
Según Concepción, las cenizas proceden de los ramos bendecidos el Domingo de la Pasión del Señor, del año anterior, siguiendo una costumbre que se remonta al siglo XII. La fórmula de bendición hace relación a la condición pecadora de quienes la recibirán. El simbolismo de la ceniza es el siguiente:
a) Condición débil y caduca del hombre que camina hacia la muerte. b) Situación pecadora del hombre. c) Oración y súplica ardiente para que el Señor acuda en su ayuda. d) Resurrección, ya que el hombre está destinado a participar en el triunfo de Cristo.
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