Ismael Rivera es un joven de 20 años que desde que se salió de la escuela, cuando estaba en segundo año, se dedica a la pesca siguiendo los pasos de su padre.

Por cosas de la vida, el domingo de Carnaval su papá no lo acompañó y se fue a pescar en compañía de su primo José Alba y dos más.

Eran las 11 de la noche cuando en medio de la oscuridad, varios sujetos vestidos de policía ocultaron sus rostros con pasamontañas y, metidos en su panga los golpearon, amarraron y sacaron a relucir un arma.

Desangrándose por la grave herida que le causó el motor de la panga, Ismael, con ayuda de sus compañeros, se subió a la embarcación y desde entonces empezaron su via crucis en el que el instinto de supervivencia los ayudó a ponerse a salvo.

Así llegaron hasta el Terraplén y con ayuda de un taxi llevaron a Ismael hasta el Hospital Santo Tomás.

Edilberto Pittí De La Flor, quien lo acompañaba, se quejó por la falta de seguridad con la que trabajan los pescadores, porque lo que vivieron ese día no quiere que vuelva a ocurrir.