Para movilizarse, lo hace con muchas dificultades porque camina con las manos, pues nació con mal formaciones congénitas.

Sus manos están siempre sucias y llenas de callos, ya que las utiliza para apoyarse y trasladarse.

Este joven indígena frecuentemente viaja desde Cerro Miel hacia la ciudad de Santiago, en busca de cualquier tipo de ayuda o de trabajo para llevar el sustento a sus padres.

Apoyado por su hermanito menor de siete años, Anastasio recorre las calles, pero no ha tenido suerte que alguien le pueda conseguir una silla de ruedas.

Eric Caballero, residente en Santiago, sostiene que es necesario que las autoridades de la provincia se interesen en apoyar a las personas como Anastasio que tienen impedimentos.

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