"Entreguen al teniente y no pasa nada", dijo sin agüeros el líder guerrillero con voz fuerte y arrogante a un grupo de soldados.
"Al fin y al cabo tiene que morirse, no importa lo que hagan, lo vamos a quebrar", siguió diciendo.
Un silencio frío y casi tenebroso inundó por completo aquella noche, donde un grupo de soldados decidió hacer honor a una bandera manchada de sangre y con un fétido olor a injusticia y odio, pero que por alguna extraña razón inspiraba pasión y determinación por seguir luchando.
Finalmente, uno de ellos rompió el silencio con la osadía que sólo proporciona un entrenamiento fuerte y ejemplar: "si quiere mátenos, pero no vamos a entregar a mi teniente". Acto seguido, el rebelde agachó la mirada y se retiró sin decir nada. Doce horas después el dolor y el desespero acababan con las vidas de aquellos héroes que dieron su vida a cambio de un ideal.
Muchas personas mueren sin encontrar sentido a sus vidas, pensando que no hay un verdadero fin para las mismas, por lo que pasan su vida buscando de forma afanosa y urgente una razón por la cual hacer las cosas.
Una cantidad considerable de dichas personas nunca halla respuestas que llenen total y verdaderamente su ser; entonces, ¿dónde podemos encontrar esas respuestas? ¿Existen? ¿Darías tu vida por alguien que te inspire a vivir apasionadamente y a morir por la más fiel de las causas?
Eso fue lo que hizo Jesús por cada ser humano, sin importar que ello les costara la vida. ¿Lo harías tú?
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