Son los refuerzos de lujo. Dormirse en sus laureles dejó de ser opción para los Mets de Nueva York. A la sombra de los Yanquis, el otro equipo de la Gran Manzana había pasado a ser un cero a la izquierda.
Con Pedro Martínez y Carlos Beltrán a bordo, los Mets se proponen en el 2005 salir de un pasado reciente de estrepitosos fracasos y volver a los primeros planos.
Añádele a un gerente general, Omar Minaya, que no se anda con vueltas para retocar la nómina, los neoyorquinos arrancan con la moral en alto, pero blindados con un optimismo moderado.
"No es la primera vez que en los papeles lucimos bien", dice el receptor Mike Piazza. "Pero eso no te garantiza nada".
Los Mets fueron el equipo que más ruido hizo y que mejor le fue durante el receso al atrapar a los dos agentes libres más cotizados del mercado.
Claro está, las adquisiciones del derecho Martínez y el guardabosques central Carlos Beltrán, no salieron nada baratas, copiando la fórmula de los Yanquis.
Con Martínez (16-9, 3.90), que dejó a los campeones Medias Rojas de Boston, la rotación de los Mets suma a un futuro miembro del Salón de la Fama y dueño de una intimidante personalidad desde el montículo.
Mejorar en la ofensiva es clave, y con la llegada de Beltrán (38 jonrones y 42 robos) debe inyectarles una buena dosis de estamina.
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