Luego de la destrucción de Panamá La Vieja en 1671, se realizó el traslado de la ciudad de Panamá al actual Casco Viejo, en una península rodeada por un manto de arrecifes que brindaba muchas ventajas comerciales y defensivas, pero tenían una gran desventaja, le faltaba agua. Los ríos, quebradas y abrevaderos quedaban distantes, y por muchos años se dependió del agua subterránea y lluvia. Sin embargo, los habitantes encontraron en las faldas del Cerro Ancón un chorro cristalino, el cual fue la primera toma de agua de la nueva ciudad de Panamá.